jueves, 27 de mayo de 2010

Linchar a Berenson para que se olviden de Bagua

Empezó el carnaval en los medios de la prensa amarilla (o sea: toda). Ya se desgarran las vestiduras los fieles a la religión antiterrorista. Ya ha aparecido un nuevo motivo en la pantalla que puede generar la catarsis colectiva necesaria y la distracción mediática e hipnosis de las masas para que no se conmemore un año de la matanza de Bagua y se preste más atención a una excarcelada convertida en blanco de todos los ataques. La campaña sicosocial está funcionando de lo más bien, pues entre sus payasos, arlequines y saltimbanquis, también ha reclutado al nacional-fascista Ollanta Humala. Así que en este adelanto de la temporada de circos, sobran voces irritadas que todavía no han declarado y que ocuparán más páginas de la prensa por varias semanas.

Y nos agotarán con el linchamiento periodístico contra la gringuita acusada por terrorismo, hasta que la lleguemos a odiar por aparecer tanto en cámaras, por llenar titulares y por cometer errores (lapsus brutus) cada vez que sea acosada por decenas de filmadoras y grabadoras de mano, hasta el extremo de no dejarla caminar o de proferir insultos por desesperación. Hay cuerda para rato.

Expulsión y conmutación de la pena

El ministro de Justicia, Víctor García Toma, dice que el informe del INPE para liberar a Lori Berenson es técnico y no político, pero que la decisión del gobierno es expulsar a la ciudadana norteamericana para que no cumpla el resto de su condena en el Perú. Esto significaría la conmutación de la condena, que se de por purgada la pena y se proceda a la expulsión. ¡Qué mejor favor para Lori! Supongo que su familia se lo agradecería y diríamos: bien por ella.

Segregación barrial a la orden

Manuel Macías alcalde de Miraflores cede ante la opinión de algunos vecinos para hostilizar a Lori Berenson y que se mude a otro distrito. La base de su caprichosa postura sería que el distrito de Miraflores y sus vecinos han sido castigados duramente por el terrorismo, como para tolerar a una vecina sentenciada por ese delito.

Pero el distrito de Miraflores también ha sido castigado por sicarios del narcotráfico y no por ello investigan a las cadenas de distribución de drogas en sus calles, a vista y paciencia del serenazgo. El distrito de Miraflores tiene la amenaza mortal de contagio del SIDA gracias a la extensiva prostitución -masculina y femenina- que alberga, y para muestra un botón: la calle de las pizas y el parque JFK.

Hagámonos una buena pregunta: ¿cuántos ciudadanos peruanos juzgados por terrorismo están en las calles, después de cumplir sus condenas o con semi-libertad?... ¿Acaso alguien ha sido segregado por el alcalde de su distrito?... ¿Acaso los vecinos les han hecho cargamontón y pifias?... Respondemos que en todos los barrios populares, de donde son oriundos la mayoría de ex-presos políticos, les han dejado vivir y reconstruir sus vidas.

Entonces, ¿por qué Miraflores, que ya no es barrio pituco, quiere hacer la diferencia? Aquí nos enfrentamos a algo que anida en la conciencia de la mayoría de peruanos: nos caen mal los extranjeros que interfieren en problemas internos del país. Pero nadie pifió a Pedro Pablo Kuscinzki, quien siendo ciudadano norteamericano, fungió como ministro peruano, contra lo que indica la Constitución. En síntesis, la gringa, por ser gringa afiliada al lado equivocado, les cae mal.

Y para nadie es un secreto que muchos egresados del penal, ex-sentenciados por terrorismo, viven en Miraflores. No me refiero a los del MRTA, solamente, sino a quienes pertenecían o fueron acusados de pertenecer al grupo que puso el coche bomba de Tarata (que obviamente no fue el MRTA).

Fascismo ollantista se pronuncia

Parte del show Berenson tenía que ponerlo el nacionalismo fascista liderado por Ollanta Humala Tasso, el ex-capitán "Carlos" asesino de la población de Madre Mía durante la guerra contrasubversiva. (¿Se le sumarán los oportunistas ex-izquierdistas que lo secundan en su campaña presidencial?)Y su liderzuelo Daniel Abugattás dice que la jueza cometió un "tremendo error" y "falta de criterio" al permitir que una terrorista que no ha renunciado a la violencia esté "suelta en plaza".

Ante tales declaraciones, suponemos que hayan despertado de su ensueño los enamoradizos pretendientes del MNI y de la CGTP, porque como a los de Patria Roja señalaron como "voceros" de las FARC (colombiana)los humalistas no los incluyeron como aliados electorales. Ya entendieron e hicieron su inscripción aparte, pero demoraron demasiado en despertar de la puzanga del milico.

¿Cuándo se acabará el show Berenson?

Supongo que esta situación amerita páginas de periodistas ociosos para perseguir auténticos escándalos financieros que perpetra el partido de gobierno. Por eso a Alan García no le conviene extraditar a Lori Berenson. Perdería la piedra imán que puede atraer todas las iras contra el terrorismo subversivo, para que sea olvidado el terrorismo de Estado. Ése del cual es tan culpable como su vicepresidente, el fascista Giampietri. Alan necesita a Lori irritando a los vecinos de Miraflores, motivando airadas protestas de fujimontesinistas, nacionalistas y apristas en la prensa de alcantarilla. Y en medio del escánadalo Alan García hará de la comemoración del baguazo, una fiesta por el día del ron. Así lo dijo, ¿no?...

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P.D.- Ollanta Humala, en su anterior campaña presidencial, reclamó porque cesen los procesos judiciales a militares que combatieron a la subversión. Esto, en buen castizo, significa borrón y cuenta nueva para los criminales de uniforme, abrirle el paso a la impunidad. El "espíritu de cuerpo", consigna de todo militar, no es otra cosa que complicidad. Por eso, hasta hoy, nadie sabe en el Ejército, quién comandó las tropas asesinas de Putis, aquellos que asesinaron hombres, mujeres, niños y ancianos de una comunidad desaparecida del mapa por los "héroes" de la campaña contrasubversiva. Todos saben que fueron militares, por sus uniformes, por el calibre utilizado, por los "recuerdos" imborrables que dejaron en su camino a la población civil indefensa.
Ollanta Humala, el capitán "Carlos" de Madre Mía tiene por qué responder, pero las huellas en Madre Mía han sido habilmente borradas y los testigos amenazados, para que un fascista encubierto QUE NADA TIENE QUE VER CON LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA Y SU TRADICIÓN DE LUCHA, nos venga a gobernar en nombre de intereses empresariales que lo secundan. A los ingenuos que creen en él, sólo nos queda decirles lo que decía Vallejo: allá ellos, allá ellos, allá ellos...

viernes, 21 de mayo de 2010

Rodolfo Hinostroza pretende infamar a Javier Heraud

Un 15 de mayo de 1963 murió abaleado el joven poeta Javier Heraud en Puerto Maldonado. La sociedad peruana se conmovió al saber que los jóvenes con futuro promisorio, como él, preferían optar por el sacrificio heroico antes de seguir viviendo en un país de iniquidad y explotación. Si hay algo que he tratado de hacer, es reconstruir la historia de los movimientos guerrilleros que no vivió mi generación. En ese tránsito de testimonios, entrevisté a Alaín Elías, del ELN, compañero de riesgos de Javier Heraud y el único de los dos que sobrevivió en la fatídica lancha donde murió el poeta abaleado por una muchedumbre enardecida. Mantengo mi amistad con Alaín Elías y quisiera alentarlo a que responda los infundios de Rodolfo Hinostroza, publicados en Caretas, edición 2130, de reciente aparición y que mis lectores pueden consultar en enlace:
http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&S=&id=12&idE=879&idSTo=0&idA=46413

Veamos. Rodolfo Hinostroza -entre los peruanos becados en Cuba- no quiso enrolarse en el maretazo de guerrillas que inspiraba la revolución cubana en América Latina, porque, según él mismo confiesa, discrepaba de la línea guerrillerista de Fidel Castro. Eso es aceptable ahora, después del fracaso del foquismo en nuestro continente. Pero en ese entonces había una tentadora e irresistible teorización del nuevo método y de los mil Viet Nam, contra la desviación ideológica del "tránsito pacífico al poder". Solo la experiencia podía demostrar la eficacia del proyecto y el Che sucumbió poniendo a prueba, a riesgo de su propia vida, aquello que en algún momento planteó. Hay gente que vive como predica, pues...

Pero en la nota de Hinostroza hay un tufo de descarga de conciencia y de revancha contra la figura épica de su contemporáneo, al cual nunca pudo superar. Considero que Heraud tenía mejores condiciones que él para evolucionar como poeta y si no hubiese sido asesinado en Puerto Maldonado, la literatura peruana hubiera tenido otro contribuyente de enorme estatura como Vallejo. No lo digo por su constitución física, evidentemente. Hay que remarcar que Heraud no necesitaba de muletas extraliterarias, como la del sacrificio heroico, para ser reconocido como talentoso creador. Ya tenía el reconocimiento merecido, a temprana edad y con un futuro promisorio.

Reducir la voluntad de sacrificio de Javier Heraud a una bravuconada de pituco incomprendido e incompetente para la pelea, es caricaturizar su significado. Esa voluntad de sacrificio se venía manifestando ya en su poesía primigenia y en el acercamiento de Javier a los claustros sanmarquinos, donde tendría contacto más directo con ideas revolucionarias. Ergo, la radicaliación de Heraud no se produce en Cuba, sino aquí en el Perú.

El testimonio de Hinostroza es contradictorio. Acepta que antes Javier Heraud viajó a la Unión Soviética, a un festival de juventudes, porque era miembro del Movimiento Social Progresista, al cual rotula de "partido" y precisa demás: "de izquierda moderada". En esa época, viajar a la URSS no era fácil y mucho menos lo era retornar e incorporarse a la sociedad con el baldón de ser sospechoso de "comunista". Javier sabía dónde viajaba y para qué viajaba a países que manchaban su historial de "pituco". (Dice Hinostroza: "El sí tenía una beca para Checoslovaquia" para estudiar cine). Extraño pituco que habiendo egresado del colegio Markham enseñaba inglés en el bravo, pendenciero y popular Colegio Guadalupe de donde egresó Hinostroza. Extraño pituco que viajaba a países socialistas y aceptaba becas comunistas con la misma ingenuidad con que fue supuestamente engañado para enrolarse en una guerrilla.

La befa de Rodolfo Hinostroza no es aceptable ni por el más burdo sentido común. Nadie se enrola en una guerrilla para superar sus pánicos o temores. Mucho mejor hubiera sido ingresar a una escuela de box amateur o de lucha libre, a la usanza de la época y de la clase privilegiada. La evolución de Javier Heraud hacia el sacrificio por conquistar la justicia social, su ascensión a redentor de la humanidad, está bastante clara en su poesía y de acuerdo a la evolución gradual de su conciencia. Sacrificio redentor y aproximación a la muerte, son elementos sustanciales de sus poemas.

¿Hacia dónde apunta el artículo de Hinostroza?... Pues a desacralizar al ícono que le hace sombra y dar rienda suelta a su antifidelismo ¿Condena acaso a quienes dispararon a mansalva sobre dos hombres desarmados que iban a la deriva por el río?... ¿Condena a los anticomunistas que azuzaron a la población?... ¿Tal vez acusa a la policía por fomentar la masacre?... No hace ni lo uno ni lo otro. Quien sale sentenciado por Hinostroza es el único culpable según él: Fidel Castro, a quien atribuye frases del Che: "El deber de todo revolucionario es hacer la revolución".

Así que tenemos a un Fidel Castro que cometió el crimen de enrolar jóvenes ingenuos para las guerrillas en América Latina y a un Javier Heraud que se metió de guerrillero para dejar de ser el pituco "grandazo por las huevas". Es evidente la intención liquidadora del articulista. Huelga precisar que Javier Heraud, como Alaín Elías, no fueron abaleados en un enfrentamiento entre guerrilleros y soldados, porque no habían llegado a constituirse en guerrilla. La justicia no investigó ni halló culpables. Eso se le olvidó reclamar a Hinostroza en su articulillo de marras.

La desigualdad social existente en los 60', con una brecha mucho mayor entre ricos y pobres, entre alfabetizados y analfabetos, entre atendidos en hospitales y olvidados a su suerte, no sólo movilizó hombres del pueblo hacia la lucha armada, sino también a hijos de hogares de clase media alta como Javier Heraud. En su tiempo y lugar, le tocó asumirlo a Fidel Castro, joven abogado, privilegiado como pocos, quien renunció a su colección de corbatas de seda italiana, a su docena de ternos ingleses y a su próspero matrimonio con la aritocrática Díaz Balart, para decir como Martí: "con los pobres de la tierra quiero mi suerte echar". Y de esa decisión no siempre se regresa con vida, excepto que tomemos el camino de deserción de Hinostroza, porque como dijo Fidel en 1968: "para no pelear siempre habrán sobrados motivos".

jueves, 20 de mayo de 2010

LA BOHEMIA NARRATIVA DE LA GENERACIÓN 80'

Estuve leyendo en el blog de Gustavo Faverón Patriau http://puenteareo1.blogspot.com acerca de los grupos poéticos, sobresaliendo, entre los esfuerzos colectivos del siglo XX, aquellos que caracterizaron a las vanguardias: dadaísmo, futurismo, surrealismo. Luego su artículo y las opiniones ajenas mencionan experiencias locales de agrupación de poetas, resaltando, entre ellas, la más seria y duradera, Hora Zero, y culminando en Kloaka y Neón. La pregunta pertinente es: ¿qué pasó con la narrativa? Excepto la experiencia del grupo Narración (Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Roberto Reyes Tarazona, Augusto Higa, Antonio Gálvez Ronceros), parece que el afán colectivista ha sido esquivo con el género.

Aquí debemos responder los narradores. Creo que la última experiencia grupal seria en pleno final del siglo XX, fue protagonizada por los narradores de los 80'. Se constituyó un sólido y numeroso grupo a partir de 1986 y que duró hasta 1992, en donde figuraban, entre otros, Cronwell Jara, Mario Choy, Mario Bellatín, Aída Balta, Mariella Sala, Pilar Dughi, Mario Suárez, Jorge Valenzuela, Percy Pereira, Dante Castro, etc. A las reuniones acudieron narradores que luego se dividieron entre "plenos" o permanentes y "fraternos" o itinerantes. Y así nos visitaban autores tan disímiles como Juan Carlos Mústiga, Luis Nieto Degregori o Guillermo Niño de Guzmán. Contamos con la colaboración desinteresada de nuestros hermanos mayores del grupo Narración, en especial de Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Roberto Reyes Tarazona.

Nos leíamos, opinábamos, sugeríamos, aprendíamos. El desprendimiento, la colaboración solidaria, la honestidad en la crítica fraterna, fueron características de una agrupación que se negaba a tener denominación e ideario. Esto último fue un defecto de nacimiento, una falla de fábrica que terminaría minando la unidad.


POR QUÉ LOS GRUPOS


Suelen llover críticas muy ácidas contra el comunitarismo, en beneficio del individualismo y de la autonomía del escritor. Estas tres últimas palabras son sumamente atractivas y aparentemente razonables. El escritor tiene la ilusión de ser autónomo, singular, irrepetible e inalienable. Pero muchos se olvidan de que son un producto social, que detrás de ellos hay una cantidad incalculable de esfuerzos humanos ajenos y condensados en esa individualidad que se cree única. Los escritores más fanáticos de la individualidad y autonomía son los más esclavos de las leyes del mercado, de las imposiciones de casas editoriales y promotores de ventas.

Lo cierto es que desde que nos iniciamos con los primeros borradores consultados al maestro favorito y a los amigos y compañeros de estudio, ya estamos colectivizando aquello que se suponía íntimo e individual. Eso mismo hacen los grupos de manera desembozada, manifiesta y organizada. Por lo menos, en un principio, los grupos pueden sistematizar su operatividad influyendo positivamente al sujeto que adhiere a ellos.

El grupo siempre se romperá por el eslabón más débil. El individualismo, la megalomanía, el egoísmo y la envidia profesional, corroen y fragmentan el esfuerzo colectivo. En una sociedad que rinde culto al individualismo y que en su versión neoliberal inculca el repudio a la vida gremial, al colectivismo y organización comunitaria, estos males prosperan naturalmente. Cuando se vislumbra en el horizonte un nuevo amanecer para la humanidad, cuando la vieja sociedad agoniza y la historia padece de dolores de parto, resurge la necesidad de formar agrupaciones y colectivizar la experiencia artística.


QUÉ NOS PASÓ EN LOS 80'


Nuestro hábito de reunión nació en 1986, ya cuando la guerra interna llevaba seis años desangrando al Perú. El grupo, que tenía una finalidad literaria, no podía escindir a la literatura del contexto histórico, haciendo oídos sordos al dolor humano y a la crisis que vivía el país. Nuestras reuniones eran amenas, surtidas de vino y comida, pero muchas de ellas se hacían a la luz de las velas. Apagones, coches bomba, ráfagas a lo lejos, sirenas ululando, operaciones rastrillo, toque de queda, estado de emergencia, etc. , eran el real contexto del paraíso letrado que constituimos. Lo más lógico es que una agrupación de intelectuales se manifieste frente a la barbarie, como lo era en ese momento la abundancia de fosas comunes, estudiantes desaparecidos, matanza de presos, violación sistemática de los derechos humanos.

No podemos negar que en el grupo habían quienes decían como Silvio: "la ciudad se derrumba y yo cantando". El temor a tomar posición definida y la ilusión óptica en un horizonte literario puro que nunca existió, iban cobrando proporciones.

La experiencia de fuego se dio antes del autogolpe de Fujimori y de la fascistización del país. Esa experiencia prima fue la detención del novelista Miguel Gutiérrez, quien nos había brindado su compañía y consejos en reiteradas ocasiones. Uno de nuestros hermanos mayores, del grupo Narración, estaba preso en condiciones de tortura sicológica, y al grupo le correspondía -ahora sí- manifestarse. Publicamos un petitorio de firmas de escritores por la libertad de Miguel Gutiérrez. Pero para lograr que muchos firmasen, hubo resistencias que vencer, egoísmos y cobardías sin nombre. Mejor sería decir: sin parangón, pero con nombres propios.

La polarización al interior del grupo no podía ser entre senderistas y no-senderistas como alguien ha querido caricaturizarla, sino entre quienes tenían la certeza de que caminábamos hacia el totalitarismo y quienes pensaban soterradamente que ese totalitarismo no sólo era inevitable sino "necesario" y hasta "urgente". No fue casual que una narradora de los 80 se asimilara a las fuerzas policiales y brindara sus mejores esfuerzos profesionales en zonas de emergencia.

Cuando el gobierno quedó en manos de una sola persona (y su afamado asesor), la cultura sufrió los embates de la intolerancia y hasta la bohemia literaria del centro de Lima se tornó desértica. El grupo de narradores de la generación 80 tuvo sus últimas reuniones antes del golpe de estado del 5 de abril de 1992. Desde allí, en medio de la diáspora de narradores, nadie del grupo consiguió salvar esa sana costumbre de convocar tertulias literarias.


DE QUÉ SIRVIÓ TODO ESTO


Por una parte debo gratitud a la fábula de los dos amigos y el oso, contada por Esopo y repetida por Fedro y Samaniego. Quizá sería conveniente que Miguel Gutiérrez releea esta aleccionadora fábula. Por otra parte, recordaré con algo de nostalgia la edad de la inocencia literaria. Ya lo hemos dicho anteriormente: nos leímos, nos corregimos, nos ayudamos y hasta nos editamos. Los que trabajábamos en medios de prensa hicimos todo lo posible para comentar en diarios y revistas a los miembros de la generación 80, sean del grupo o no. La relación que sostuvimos con escritores de generaciones anteriores, como los del grupo Narración, constituyó un magisterio gratuito al que no podemos mezquinarle reconocimientos y gratitud. Por último, digo: los grupos sirven para hacernos mejores el uno al otro. Ojalá que las generaciones nuevas, en la narrativa especialmente, hagan algo similar.

sábado, 8 de mayo de 2010

Literatura de guerra: los "auténticos" y el usurpador

Anoche estuve en un conocido bar frecuentado por poetas y narradores. Después de mucho tiempo me encontré con amistades que había perdido de vista un año atrás y me pusieron al día del mundo literario. Lo que más me sorprendió es que contaran algo que me involucraba directamente: un documento, salido de un encuentro provinciano de escritores, mal juzga mi literatura de guerra. El argumento que más esgrimen mis detractores, según los amigos de anoche, es el de no haber militado en el PCP-Sendero Luminoso y por lo tanto, no haber participado en la guerra “popular”.

No he leído el texto, pero puedo aclarar algunas cosas. Una de ellas es que jamás hubiera pertenecido al PCP-SL. Por razones de formación marxista, nunca habría coincidido con la metafísica del fundamentalismo gonzalista. Mucho menos estuviera hoy aplicando la “doctrina de la justificación” para solapar la cobarde entrega del camarada Gonzalo y su deshonrosa claudicación. El gonzalismo es religión, no ciencia, por lo tanto hay que tener fe para creer en sus grandes virtudes teologales.

Hay otras aclaraciones que son de rigor histórico. La guerra tuvo más protagonistas que los que se auto-incluyen en los grupos alzados en armas. Si bien entre los principales implicados contamos a las FFAA (el Estado), al PCP-Sendero Luminoso y al MRTA, no fueron éstos los únicos en gastar pólvora y dinamita. Vamos a brindar un ejemplo: el MIR resurgió en las serranías de Santiago de Chuco, la Libertad, en los primeros años 80’ con una columna armada que gozaba del respaldo campesino. Ésta era una facción maoísta del MIR que no logró sobrevivir al cerco de las FFAA y al acoso del sectarismo senderista. Estos últimos demandaban la disolución de la guerrilla del MIR y su incorporación al PCP-SL en las condiciones arbitrarias que les imponían.

Vamos a brindar otro ejemplo: en el libro de Ricardo Uceda “Muerte en el pentagonito” el autor peca de ligereza y señala la formación de sendos aparatos militares en dos partidos de Izquierda Unida. La información es exacta, (aunque en realidad fueron tres), pues en la izquierda legal, aquella que apostaba por las elecciones como forma principal de lucha, también se gestaban gérmenes de lucha armada. Menos mal que Ricardo Uceda no escribió detalles al respecto. Agradezco su silencio.

Pero la violencia del Estado la padecimos todos, senderistas y no senderistas, emerretistas y no emerretistas. Y el enfrentamiento de la clase trabajadora contra el Estado burgués no fue patrimonio exclusivo ni excluyente de los grupos armados. Los paros nacionales, las luchas en las calles, las tomas de locales y de carreteras, tuvieron una inmensa gama de protagonistas políticos.

Es por éstas y otras razones que sostengo lo siguiente: La literatura de la violencia política ocurrida en las décadas 80 -90 no es patrimonio de un grupo armado, de quienes lucharon o de los que padecieron. No era necesario haber pertenecido a este grupo para sufrir prisión, torturas o destierro, ni para hacer literatura sobre ello. Un tema narrativo puede ser abordado eficazmente por quien tiene talento, se auxilia de la experiencia colectiva y se nutre de sus propias investigaciones. Lo más penoso es ver publicaciones de quienes sí participaron y no saben expresarse literariamente.

Todavía hay quienes en nombre del fundamentalismo gonzalista se atreven a pontificar sobre literatura y compromiso social, sobre arte y compromiso político. Lo más cómico es que se llamen “maoístas” y por pobreza de entendimiento no sepan interpretar qué quiso decir Mao Ze Dong en sus tesis sobre arte y literatura. Éste ya no es un problema político, sino de interpretación de textos o de lectura comprensiva. Veamos qué claro escribió el gran timonel de la revolución china:

“Por progresista que sea en lo político, una obra de arte que no tenga valor artístico, carecerá de fuerza. Por eso nos oponemos, tanto a las obras artísticas con puntos de vista políticos erróneos, como a la creación de obras al ‘estilo de cartel y consigna’, obras acertadas en su punto de vista político pero carentes de fuerza artística”. (Mao, Intervenciones en el Foro del Yenan sobre arte y literatura, 1942).

Volviendo al caso de los “auténticos” contra el “fariseo”, sugiero que la literatura de guerra debe diferenciarse del testimonio, del ensayo y de la autobiografía. Incluso en estos géneros paraliterarios, hace falta escribir bien. La narrativa de guerra no puede caer en la exclusividad de analfabetos funcionales y por autoproclamarse “legítimos protagonistas”, dejarles el monopolio del campo para interpretar y asumir el acto creativo con parámetros ajenos a la literatura.

La creación literaria debe fructificar entre quienes participaron directamente en el conflicto. Para ello será necesario que se despojen de la camisa de fuerza que les impone una línea política errónea y castrante. Mientras van llegando al oficio, deberían entender que los grandes escritores revolucionarios se distinguían por su humildad; requisito indispensable para aprender.

Como eso no cae automáticamente del cielo, estoy preparado emotivamente para confrontaciones ideológicas y literarias. Mi obra será juzgada con anteojos extraliterarios porque “no pertenezco al partido” y porque estoy en contra del fundamentalismo metafísico gonzalista. Pero advierto: hacer una literatura de clase no es lo mismo que hacer una literatura de partido. La conciencia de clase es algo diferente (aunque no debería ser siempre ajeno) a la militancia orgánica. Es algo que sostuvo César Vallejo criticando a Mayakovski, autor de obras al ‘estilo de cartel y consigna’, escritor de aparato, poeta sujeto a directivas.